domingo, 28 de agosto de 2016

Te propongo una cita


Recuerdo que durante un tiempo una amiga del instituto y yo nos entreteníamos “vistiendo” a nuestros amigos y compañeros. Nos parábamos ante los escaparates de las tiendas de ropa y les  asignábamos las prendas que más nos gustaban y que nos parecían adecuadas para ellos,  según su estilo y personalidad.

En cierto modo, yo he seguido siempre  jugando a ese juego; la diferencia es que los escaparates que miro son los libros que leo, y las prendas que elijo son la citas que señalo en ellos.

Parece que en la vida todo ocurre al ritmo de un cronómetro invisible: no se puede“decidir” nada ni siquiera un segundo antes de que las cosas y las situaciones hayan decidido por sí mismas […] La vida se encarga de tomar las decisiones de una forma maravillosa y sorprendente… y entonces todo resulta sencillo y natural.

-La mujer justa, Sándor Márai-

***
En fin, le había entrado esa manía de quien cuenta historias y nunca sabe si son más hermosas las que le ocurrieron de verdad, y que al evocarlas traen consigo todo un mar de horas pasadas, de sentimientos menudos, tedios, felicidades, incertidumbres, vanaglorias, naúseas de uno mismo; o bien las que se inventa, en las que se tiende a cortar más por lo sano, y todo parece más fácil, pero que después, cuanto más se divaga, más advierte uno que vuelve a hablar de las cosas que ha poseído o comprendido en la realidad, viviendo.

-El barón rampante, Italo Calvino-

Y es que cuando repaso libros que ya he leído y me detengo en los párrafos y frases que en su momento señalé, con frecuencia esas frases, esas prendas literarias que destacan en cada escaparate, las asocio, casi sin querer, con personas determinadas de mi entorno  -el real o el virtual-,  según lo que sé o creo intuir sobre ellas. Es inevitable. 


Risa para mis momentos más alegres, distracción para mis preocupaciones, consuelo para mis pesares, charla ociosa para mis momentos de mayor pereza, lágrimas para mis penas, consejo para mis dudas, y seguridad contra mis miedos. Todo esto me dan mis libros, con una prontitud y una certeza y una alegría que son más que humanas. Por eso yo no sería humano si no amara a estos amigos y no sintiera eterna gratitud hacia ellos.
-Los amores de un bibliómano, Eugene Field-


A veces una misma frase, una misma reflexión, me recuerda a más de una persona, y esas personas pueden ser muy diferentes entre sí. Pero es que un mismo pensamiento puede evocar diferentes ideas. 
Y del mismo modo, varias frases diversas pueden recordarme a una misma persona, a diferentes aspectos o facetas de su personalidad. 

A mí nunca me ha parecido el otoño una estación triste. Las hojas secas y los días cada vez más cortos nunca me han hecho pensar en algo que se acaba, sino más bien en una espera de porvenir […] Incluso cuando llueve. No me entra melancolía a esa hora, ni tengo la sensación de que el tiempo huye. Sino de que todo es posible. El año comienza en el mes de octubre. Empiezan las clases y creo que es la estación de los proyectos.
-En el café de la juventud perdida, Patrick Modiano-

 ***
Deseo que encuentre la paciencia suficiente para soportar, y la simplicidad necesaria para creer, a fin de adquirir más confianza en lo que es difícil y en la soledad que de pronto le rodea en medio de la gente.
Por lo demás, deje que la vida vaya sucediendo y traiga lo que tenga que traer. Créame, la vida siempre, siempre, tiene razón.
-Cartas a un joven poeta, Rainer M. Rilke-


En los libros que he estado repasando, revisando y hojeando últimamente he encontrado, cómo no, muchos pasajes y pensamientos favoritos que señalé en mis lecturas previas.  Y algunas de esas citas -ya lo habrán adivinado-, las he asociado mentalmente con unos u otros de ustedes, amabilísimos lectores de este blog.

[…] nos lo pasábamos muy bien comentando jocosamente, todas las mañanas al despertar, los sucesos que habíamos vivido juntos el día anterior y que reflejaban la estupidez humana, la imbecilidad de los otros, nunca la nuestra, que, por ese acuerdo tácito, se hallaba a salvo de nuestras viperinas voces.
                                                                                        -“Dos viejos cónyuges”, Enrique Vila-Matas-

***
Yo soy uno y muchos y tampoco sé quién soy […] Di, pues, un paseo después de escribir. Después de escribir que no voy a escribir nunca más. Adiós a la palabra escrita que sólo sirve para que nos ocultemos todavía más.
-“La fuga en camisa”, Enrique Vila-Matas-

Y pensando en todo esto se me ha ocurrido que quizá resultaría interesante hacer un pequeño experimento bloguero.  La cosa consistiría simplemente en que me dijeran ustedes si se identifican con alguno de estos pasajes o les gusta alguno en particular. Así yo comprobaría si mis asociaciones  han sido atinadas o no. 


La muchedumbre que recorre las aceras ha reanudado su frenética carrera. Ya no hay familias paseando, ya no hay hombres ni mujeres mirando alrededor con una sonrisa. La gente camina a toda prisa con  la cabeza baja. Entre ellos, el señor Linh parece un arbolillo arrancado por una corriente que lo arrastra y zarandea sin que él pueda evitarlo.
-La nieta del señor Linh. Philippe Claudel-
***
El gato es el más romántico de los animales: su alianza con el hombre está hecha tan sólo para poder ensoñar con comodidad, libre de los absorbentes cuidados de ganar la vida y de defenderla […] No admite dueños, sino anfitriones, y por eso no sirve, sino que se deja servir.

-El bosque animado. Wenceslao Fdez. Flórez-


Así pues, si les parece bien mi propuesta, o si no, los espero, como siempre, en el saloncito de los comentarios. 
Gracias.

La munición de los discretos es la galante y gustosa erudición, es decir, un saber práctico de todas las cosas corrientes, más inclinado a lo gustoso y elevado que a lo vulgar. Es conveniente tener una buena reserva de frases ingeniosas y de comportamientos galantes, y saberlos emplear en el momento adecuado, pues a veces es mejor el consejo contenido en un chiste que la más docta enseñanza. Más les valió a algunos la sabiduría que se comunica en el trato social que todos los conocimientos académicos.

-El arte de la prudencia, Baltasar Gracián-
 ***
Al apasionarse, el primer paso es darse cuenta de que uno se apasiona, pues esto es empezar con dominio de la pasión de ánimo. Hay que establecer también un límite y no ir más allá […] Con esta magistral cautela nunca se dañará la razón ni se estará en el límite del buen sentido.
-El arte de la prudencia, Baltasar Gracián-





miércoles, 10 de agosto de 2016

La tele y la biblio

Cuento


-Mamá, ¿ya estás otra vez viendo esa basura de programa?
-Sí, hija, a mí me gusta.
-Pero no te tomarás en serio a ese tío…
-Pues claro que sí, ¿por qué no me lo voy a tomar en serio?
-Pues porque es un falso, no hay más que verlo. Y los que llaman para hacer consultas… buf, menuda tropa… Bueno, yo me voy a la biblio.
-¿Otra vez? Ay, hija mía, no deberías ir tanto a ese sitio.

“La biblio” –pensó la madre-. “Es curioso que lo sigan llamando así”.

architectureLa  BIBLIOTECA ESPECIALIZADA ya era antigua cuando ella era joven, y recordaba muy bien su atmósfera, el silencio, la limpieza, las amplias salas llenas de libros… 

Pero ahora todo había cambiado, por dentro y por fuera. Las grandes letras doradas de la entrada ahora estaban negras y algunas se habían caído. B B   TECA ESP   ALIZA, era lo que se leía; lo cual, bien mirado, resultaba tan hilarante como descriptivo de lo que era “la biblio” ahora.

Volvió a centrar su atención en la televisión, en Pregúntale al Profesor Crystal, el programa que su hija consideraba tan despreciable y que a ella tanto le gustaba.

Lo que más admiraba, aparte de su talento, era la sencillez de aquel hombre. Al contrario que otros, él no se rodeaba de  la parafernalia propia de ese tipo de programas,  puro attrezzo para impresionar a los espectadores; ni vestía de manera especial, ni hacía ademanes peculiares... No, el profesor Crystal no se hacía el interesante. No lo necesitaba. Y tampoco necesitaba hacer consultas, como otros,  ni mirar nada. Todas sus respuestas eran espontáneas, naturales. Todo salía de su cabeza, de su capacidad natural y de su experiencia. Era un portento.

-Tenemos una nueva llamada –dijo el profesor Crystal desde detrás de su mesa-. ¿Nos dices tu nombre, por favor?
-Piscis –dijo una voz femenina.
-Muy bien, amiga Piscis, ¿qué te preocupa, qué quieres saber?
-Pues... me gustaría saber cuáles son las principales diferencias entre la escritura cuneiforme y los pictogramas sumerios. Y también quisiera saber si, en su opinión, profesor, el faraón Psamético I puede ser considerado el primer investigador lingüístico de la historia.

Las respuestas del profesor fueron, como siempre, concisas, claras y exactas. Sin duda era el mejor lingüista del mundo.

Ojalá a su hija le gustase ver el programa, en vez de ir tanto a la biblio.


tv room sketch


lunes, 1 de agosto de 2016

Divertimento veraniego. Resultado


En la entrada anterior jugamos a mezclar títulos de novelas para crear otros nuevos.
Como ya saben, Las hermanas Bunner se mezcló con Una cena en casa de los Timmins, y de ahí salió “Una cena en casa de las hermanas Bunner”; después se fundieron El mentiroso y Doctor Pasavento, y surgió “El doctor mentiroso”; y por último, la combinación de Noches blancas y La hierba de las noches dio lugar a “La hierba de las noches blancas”.

A este pequeño divertimento añadimos otro, que consistía en inventar un argumento para cada uno de esos títulos imaginarios. Y así esbozamos la historia de dos hermanas que buscan el amor a pesar de la censura social; la de un médico que inicia una nueva vida con una nueva identidad; y la de un noble venido a menos que acaba “yendo a más”.

Pero había, en realidad, un tercer elemento de juego, ya que de esos tres argumentos, en verdad sólo dos fueron ideados para la ocasión, y el restante es un argumento verdadero de una novela verdadera.
Y ése era precisamente el tercer elemento de este pasatiempo: que  ustedes adivinasen cuál de los tres argumentos era el  verdadero.

La cosa ha resultado interesante, porque la mayoría de los participantes en el juego han considerado que la historia verdadera es la del doctor mentiroso. En concreto Sara, Carlos, Chaly, Conxita, entangled y Guille se han decantado por ella.

Por su parte, JuanRa, HoldenMJ y Marisa han elegido como verdadero el argumento de las hermanas.

Y sólo uno de los participantes, Soros, cree que la historia que existe verdaderamente es la del noble venido a menos.

Es decir, de los tres argumentos, uno ha resultado “ignorado” por la mayoría, mientras que los otros dos han sido claramente preferidos por ustedes, bien como argumento verdadero, bien como argumento favorito, fuese o no verdadero.

Pues bien, he aquí la solución al enigma: el argumento que corresponde a una novela real es precisamente el menos votado, el del noble en decadencia que resurge de su ruina.
Y la novela verdadera a la que corresponde este argumento es La ilustre casa de Ramires (1900), del ilustre Eça de Queirós, máximo representante del realismo portugués.

Así pues, enhorabuena y aplausos a Soros por su tino, y muchas gracias a todos, por jugar conmigo en este “divertimento veraniego” y por haber mostrado preferencia por las historias inventadas, lo cual me llena de estival regocijo.



En la Plaza del Rossio, Lisboa