miércoles, 18 de mayo de 2011

Mes de mayo, me desmayo

El mes de mayo es un mes peculiar.

Es un mes en el cual pasan muchas cosas que no pasan durante el resto del año. Es el mes de las flores, de las alergias, del tiempo raro, de la operación bikini… pero sobre todo es el mes de la Primera Comunión.
Yo he tenido ocasión de asistir a varias comuniones en los últimos años, y basándome en mis experiencias, he llegado a la conclusión de que estas celebraciones evolucionan sin parar y siempre hacia la exageración.

En esta evolución hay varios elementos que me parecen destacables. Por ejemplo, la cuestión de los regalos.
Que no es algo fácil, desde luego. Los invitados se devanan los sesos  intentando imaginar algo que el niño no tenga todavía, pero siendo esto prácticamente imposible, se piensa en algo que por lo menos no tenga repetido varias veces. 
Aunque también está la opción de regalar dinero, que es lo que hacen quienes no tienen ganas o tiempo de calentarse la cabeza, y quienes se guían por el sentido práctico de la vida... o no. Porque lo cierto es que   recientemente he descubierto que existe  una nueva modalidad de invitación, que consiste en  que cuando los padres del comulgante te invitan a la ceremonia y posterior ágape, te dicen por las claras que los regalos los quieren en efectivo, por favor. 
Con lo cual la opción de regalar money ya no es tal opción, sino un requerimiento.

Los almuerzos  de comunión, por lo que he visto, también han evolucionado muchísimo.
Hasta mediados de los 90, más o menos, consistían en una sabrosa comida con la familia más cercana en un restaurante de categoría media.
Pero  hoy día se organizan auténticos banquetes, con muchos  invitados y en salones de hoteles o restaurantes de empaque,  preferentemente con jardines y zonas acondicionadas para el esparcimiento de la chiquillería.
Y esto nos lleva a otro elemento que caracteriza la celebración actual, ya sea de primeras comuniones o de bodas: el banquete hay que celebrarlo cuanto más lejos mejor.
Nada de ir a un sitio que quede a mano, que resulte cómodo para los invitados que no tienen coche, o para los que no disponen de mucho tiempo, o para los que se quieren recoger pronto.
No, no, quedarse cerca está completamente descartado. Hay que ir a un lugar que quede a trasmano, muy a trasmano a ser posible, para que así pueda tener lugar otro de esos ritos  esenciales de estas celebraciones: los corrillos de invitados a la puerta de la iglesia, dándose instrucciones unos a otros para llegar al lugar del convite.
-Coges la autovía y tiras como para el aeropuerto, pero antes de llegar coges la rotonda que hay enfrente de la gasolinera. Sales por la derecha, sigues hasta la siguiente rotonda, coges a la izquierda, que hay un campo de golf, sigues todo recto y ya verás un cartel que dice “Está usted abandonando el mundo conocido”. Pasas el cartel, y te metes por un camino de cabras que hay, y al final, después de una pista de barro, está el restaurante. No tiene pérdida.

Y así se consigue además que los invitados lleguen cansados y acalorados tras semejante periplo, de manera que no les queden fuerzas para quejarse por la hora y media que todavía habrán de esperar para probar  la sinfonada de hortalizas con reducción de balsámico.
Y no es que tengan hambre, sino una curiosidad tremenda por ver en qué consiste el plato.

Para que esta semblanza de las primeras comuniones fuera completa,  quedaría por tratar el asunto de determinados asistentes a la ceremonia religiosa,  cuyo comportamiento y actitud supone para mí una continua sorpresa.
Pero dada la complejidad del tema lo dejamos para otra ocasión.


13 comentarios:

Anónimo dijo...

Como siempre, la primera (me voy a poner más vista que el tebeo...)

Solo quería decirte: ¡¡¡Por favor continúa!!! Es genial la entrada. Me alucina ver como le sacas el lado cómico a un tema tan polémico.
Lo dejo ya, voy a "abandonar el mundo conocido"

loquemeahorro dijo...

¡Qué grandes verdades!

Como estos temas se asimilan cada vez más a bodas, hay tomado prestado ese momento infame (que tan bien has descrito), el "¿En qué coche vamos?"

Ángeles dijo...

Muchas gracias, Sara, y vuelve pronto de tus incursiones ultraterrenas :-D

Gracias, Loque. Sí, sí, las comuniones y las bodas se parecen cada vez más. Ya sabrás que también hay viajes de comunión, ¿no?

JuanRa Diablo dijo...

Y no veas cómo me exasperan estas cosas. Porque lo paradójico que resulta que de un acto religioso que en realidad era y debería segir siendo sencillísimo, nos hayamos complicado la vida de tal manera, imitándonos unos a otros como borregos.
Y que la gente se empeñe y todo. ¡Y que pida préstamos porque no tiene! Pero... si nadie e está obligando a tanta pompa!!
¿No se lió Jesús a latigazos cuando se encontró el templo lleno de gentuza haciendo negocio? Pues que salga otro Jesús y enmiende esto de una vez!!
La verdad es que el tema da para muuucho más.
Jo, me he cabreao :S
Un saludo, Ángeles

PD "Está usted abandonando el mundo conocido" ¡Qué risa!

Ángeles dijo...

Uy, JuanRa, yo no quería que te enfadaras... Y eso que todavía no hemos hablado del comportamiento de algunos en las ceremonias...

Pero tienes razón: todo debería ser mucho más sencillo y natural, y no el negocio y la feria de vanidades en que se ha convertido.

Saludos.

MJ dijo...

¡Qué entrada tan buena! Estoy deseando que continúes.
Recuerdo que en mi época lo normal era hacer una super merienda en tu casa con muchos amigos y una tarta, a ser posible de dos pisos, con bolitas de anís plateadas, que te vistieran preciosa y que te regalaran muchas cosas. Mi ilusión era el vestido, con sus guantes de encaje, mi tarta de dos pisos y que me regalaran una muñeca de comunión y un juego de escritorio (con sus plumas blancas y azules). Lo tuve todo, menos el juego de escritorio, que luego yo le regalé a mi hermana cuando ella hizo la comunión.
No tengo fundamento histórico para afirmarlo, pero creo que esto viene de lo que los niños iban a ser en el futuro (ellas esposas y madres, ellos militares). Pero los tiempos están cambiando y esto también debería cambiar hacia algo más sencillo.
Me he quedado desagradablemente sorprendida por el hecho de que haya también viajes de comunión... ¿van a eurodisney o aprovechan los padres para darse un viaje de segunda luna de miel? Bueno, ya nos contarás, que este tema da para varias entradas que estamos deseando leer.
:-)

Ángeles dijo...

Muchas gracias, MJ.
Ay, sí, yo también me acuerdo de la tarta de dos pisos con las bolitas plateadas.
Ahora, en algunas comuniones hay dos tartas: una para los adultos y otra para los niños, la cual finje cortar el comulgante mientras le hacen fotos... anda, como en las bodas...

Y por lo que yo he visto, los destinos típicos de los viajes de comunión son Eurodisney, Port Aventura y similares.

Soros dijo...

Y pensar que hace cincuenta años te prestaba el traje el primo o el vecino y la familia iba a casa y con unas rosquillas, unas magdalenas y una botella de anís la cosa se arreglaba.
Cada vez nos complicamos más la vida y, además, nosotros solitos.

Ángeles dijo...

¿Has visto, Soros, qué ganas de complicarse la vida? Y de paso, complicársela a los demás, claro, implicándolos en la vorágine celebracionil.
Lo de las rosquillas y el anís me ha gustado, por cierto.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Que no, que no...lo siento, pero yo ni voy a bodas y todavía menos iría a estos eventos exagerados donde hay niños inocentes a los que se está envileciendo tan tempranamente.

carlos

Ángeles dijo...

Esa misma decisión tomé yo, firmemente, después de asistir a los eventos aquí referidos.

guille dijo...

Eres muy buena contado históricos hechos...

... pero ese recorrido en coche para llegar al banquete es lo máximo de lo máximo.

Ángeles dijo...

Guille, qué grata sorpresa verte por aquestos lares :)

El recorrido en coche echaría p'atrás al mismísimo Marco Polo, ¿no crees? :D

Gracias, me alegro mucho de que te haya gustado el relato.