miércoles, 6 de mayo de 2009

Tres historias

El hombre



Un día un hombre llegó a nuestra casa y dijo que venía a quedarse una temporada. No era amigo ni pariente, pero mis padres tuvieron que aceptarlo.

Mi madre se apresuró a servirle un plato bien repleto y un vaso de vino. Luego el hombre pidió postre y una taza de café, y todo le fue servido con presteza.
Dormía en la habitación de mi hermano, usaba el baño con preferencia y nunca salía de casa. No ayudaba en las tareas domésticas, ni a mi padre en la carpintería.
Mi padre hablaba con él de política, mostrándose siempre de acuerdo con lo que el hombre decía. Mi padre hablaba también de la vida, con esa filosofía humilde que las personas sencillas van extrayendo de la experiencia cotidiana.
Mi hermano le enseñaba sus dibujos.

Mi madre, no contenta con servirle la comida y lavarle la ropa, le tejió un jersey de lana. Y yo, que no tenía nada que ofrecer, me limité a escucharlo cuando quiso hablar de su vida.

Al cabo de dos meses el hombre se marchó. Nos prometió que su informe sería favorable y que no debíamos temer nada.
Y debió cumplir su palabra, porque nunca recibimos ninguna notificación.


El compromiso


Lo matamos con esmero, con cariño incluso. Sí, porque no queríamos que sufriera. Las circunstancias nos obligaban a acabar con su vida, pero eso no implicaba que el pobre tuviera que sufrir.
Pensamos en el modo más rápido de finiquitarlo y lo pusimos en práctica.
Y puedo jurar que funcionó, que no se enteró de nada, porque no intentó huir ni oímos el más mínimo lamento. Y eso fue un alivio.
Lo cierto es que al principio el asunto me repugnaba, me causaba desazón y cierto temor al remordimiento. Pero me había comprometido y no podía echarme atrás.Bueno, por lo menos la cosa iba a ser rápida y supuse que a los pocos días habría olvidado el mal trago.
Y así fue, efectivamente. Lo malo es que ha pasado un año y ya me están pidiendo mi colaboración otra vez.
No sé, no me gusta esto, porque estoy viendo que voy a estar en las mismas cada vez que se acerque la Nochebuena.


Asesinado

Soy un fantasma, un espectro, un alma en pena.
Estoy muerto. Tieso. Fiambre.
Me han dado el pasaporte; me han mandado al otro barrio; me han dado matarile.
Y mientras no encuentren al culpable y lo condenen, el condenado soy yo.
Condenado a vagar por los callejones, arrastrando las cadenas invisibles del odio y el resentimiento.
Condenado a no descansar, a vivir entre dos mundos, transparente y etéreo, consciente pero incorpóreo.
Y sobre todo, aburrido.
Esto es muy aburrido.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno, se me antoja que un buen alivio para el remordimiento sería comerse al "fiambre" por Nochebuena.

Anónimo dijo...

Definitivamente, "El Hombre" es uno de tus mejores relatos. Me gusta mucho otros, pero este es el más interesante, te deja con ganas de seguir leyendo, es muy intrigante y con su puntito misterioso.
MJ

Ángeles dijo...

Muchas gracias, MJ, siempre tan amable.

Lan dijo...

Gracias. No es frecuente encontrar microrrelatos tan bonitos.

Ángeles dijo...

Gracias a ti, Lan, eres muy amable.

Lan dijo...

Bueno, aparte de mi amabilidad natural, es un placer leer cosas bonitas.

JuanRa Diablo dijo...

Chapeau, Ángeles! :D
Me han encantado los tres, sobre todo el de El hombre, por ese puntillo surrealista e inquietante.

¿Sabes que me estás motivando a probar esto del microrrelato?

Un saludo

Ángeles dijo...

Pues nada,JuanRa,ponte a ello que seguro que lo bordas.
Muchas gracias por tus palabras

Anónimo dijo...

Halaaa! Más misterios... ¿Quién o qué es ese hombre? ¿Una especie de inspector de la Guía Campsa en la supuesta pensión de tu madre? ¿Un comisario político en una dictadura? El caso es que te ha quedado magistral.

Y me devano los sesos intentando encontrar una pista, una relación entre los tres relatos. El primero tan intrigante y sin respuesta, el segundo casi un acertijo y el tercero que supongo que esconde algo que no sé ver en su aparente sencillez.
Lo cierto es que son muy atractivos y que me gusta esa sensación de desconcierto que has creado.

carlos

Ángeles dijo...

Gracias una vez más, Carlos.
La segunda opción que propones sobre El hombre es la que coincide más con mi intención, sí.

Me alegra que te hayan gustado y desconcertado un poco; eso es bueno, me parece, pero yo creía que a los otros dos también se les veía claramente la intención...

Y no, se supone que no hay ninguna conexión entre los tres, salvo esa atmosfera de misterio y miedo que supuestamente tienen.

Anónimo dijo...

Conste que tengo muy claro cual es el compromiso culinario del prota del segundo ¿eh?

carlos

Ángeles dijo...

No lo dudo ni un instante :)

"compromiso culinario" :D