lunes, 27 de abril de 2009

Una conversación pintoresca

Hace algún tiempo vinieron unos pintores a remozar la fachada de nuestro edificio.
Estuvieron varios días trabajando, y yo los veía ir y venir por la pared, en sus andamios, dando color.
Cuando llegaron a la altura de mi piso, y en concreto a la ventana de mi habitación, cerré la persiana, de manera que ellos no me viesen a mí ni yo a ellos. Pero los pintores, al parecer más concentrados en sus conversaciones que en el trabajo, hablaban sin recato de sus cosas, y yo, aun con la persiana cerrada, podía oírlos perfectamente.

Esta conversación, no sé por qué, se fue fijando en mi memoria al tiempo que la escuchaba, y me pareció tan pintoresca que hasta les di nombre a esos dos interlocutores. Me pareció probable que sus nombres en la realidad fueran Paco y Antonio. En mi imaginación, desde luego, así se llamaban. Y esto fue lo que se dijeron:

Paco: ¿Tú sabes de lo que me he enterado?
Antonio: ¿De qué?
Paco: De que en Francia las mujeres no llevan ropa interior.
Antonio: ¿Cómo no van a llevar ropa interior, hombre?
Paco: Que no, que no llevan. Y cuando están con “eso”, la llevan negra.
Antonio: ¡Qué tontería! ¿Y a ti quién te ha dicho eso?
Paco: Me enteré yo cuando estuve en Francia.
Antonio: ¿Pero tú has estado en Francia alguna vez, hombre?
Paco: Que sí, que yo he estado allí.
Antonio: A ver, ¿cuándo?
Paco: Cuando terminé la mili, fui con mi primo. Y no veas, las mujeres que hay allí, sabes. Estuve yo con una, que no veas qué mujer.
Antonio: Ya. Entonces, si has estado en Francia, habrás estado en Picadilly, ¿no?
Paco: ... Sí, claro que he estado...
Antonio: Ya ¿Y cómo era aquello?
Paco: Aquello... muy bien. No veas lo bien que estaba aquello...
Antonio: Anda, anda, que eres más tonto... Tú ni sabes dónde está Picadilly, ni has estado en Francia, ni...
Paco: Que sí, hombre, que he estado allí, con mi primo. Te puedo enseñar fotos.
Antonio: Bueno, ¿y dónde está Picadilly, eh?
Paco: ... Pues allí... al lado de la Estatua de la Libertad...
Antonio: ¡Ja! Pero qué tonto eres, tío. ¿Cómo va a estar...?
Paco: No, si lo he dicho de broma, hombre, ¿no te has dado cuenta de que era de broma? Yo sé que la Estatua de la Libertad no está en Picadilly...
Antonio: Ya, ¿y dónde está entonces?
Paco: Pues... en San Francisco...
Antonio: ¡Anda y vete por ahí, chalao! Tú ni has estado en Francia, ni sabes dónde está nada... Mira que eres tonto...
Paco: ... ...
Antonio: Qué tonto eres...
Paco: Pues yo me he enterado de que a tu padre le dicen “el tortuga”...

lunes, 20 de abril de 2009

Premios Gamba 2009

Estoy pensando que sería conveniente y justo establecer un premio para reconocer las meteduras de pata-o de gamba- más sonoras del año en materia de expresión lingüística.

Habría que establecer, antes que nada, las bases por las que se regiría la concesión de dicho premio, y la primera sería que la metedura de pata sea, ante todo, pública. No valdrían, por lo tanto, los gambazos enunciados en la intimidad del hogar ni en cualquier otro lugar en compañía de unos pocos. Pero sí podrían ser candidatos aquellos resbalones que hayan podido oírse o leerse en cualquier entorno y circunstancia en que la concurrencia fuese igual o superior a, digamos, veinte personas.

Por lo tanto, todos aquellos desatinos y expresiones poco afortunadas oídos o leídos en los medios de comunicación, serán tenidos en cuenta como candidatos al galardón. E igualmente, todos los patinazos oídos o leídos en mítines, carteles, publicidad, eventos deportivos, aulas, celebraciones, etc.
Lo cierto es que candidatos hay por doquier, y tengo unos cuantos ejemplos:

1. En un telediario de Telecinco, al dar la noticia de un estudiante que mató a varios compañeros, se dijo que la policía había encontrado el arma con la que el asesino se había ido cargando a sus víctimas.
No se puede ser más basto, señor P.
2. En un centro público de enseñanza, durante la celebración de unas actividades lúdico-deportivas, el animador del evento, micrófono en mano y megafonía a tope, invitó a participar en un juego a los profes y las profas.
Será que en ese colegio hay profasoras...

3.Hace unas semanas el Papa declaró que los preservativos no sólo no sirven para evitar el sida, sino que agravan el problema. Haciendo referencia a estas palabras, la presentadora de un telediario de La Sexta dice que eso fue lo primero que salió por su boca.

Creía yo que no se podía ser más basto que el señor P, pero esta señora me demuestra que me equivocaba. La ordinariez no tiene límites.

4. En el trailer de una película se ve a un joven enamorado que, usando una delgada rama a modo de pincel, está dibujando el rostro de su amada. Entonces le dice a la bella que se acerque porque quiero sacarte bien los ojos.


¡Qué miedo! Ni en las películas de tripas y sangre se oyen cosas así.

5. En un programa de noticias sobre famosos, una colaboradora dijo que no sé qué celebridad había participado en la Semana Santa de Málaga portando un trono, y que la esposa del susodicho había actuado como mayordoma de la cofradía.

Pues sí, la mayordoma es una miembra de las cofradrías.


6. Hay una edición nueva, (ya disponible en su librería), de la novela de Jack Kerouac 'En la carretera'. En la portada del libro se lee, debajo del título, El rollo mecanografiado original.

Digo yo, si es un rollo, ¿para qué lo advierten? No van a vender ni uno... Ah, que querían decir que es el texto original... ¿y por qué no lo dicen así, independientemente de que tal texto se conserve enrollado?.

El texto mecanografiado original


Como se puede comprobar, no hay más que pegar la oreja o el ojo al mundo cotidiano y aparecen candidatos a los Premios Gamba por todas partes. ¿Querrá eso decir algo?

lunes, 13 de abril de 2009

Los nombres de las plantas

Me encantan los nombres científicos de las plantas. Me parecen muy bellos, de gran sonoridad, aunque también difíciles de recordar:euphorbia milii, graptopetalum paraguayense, tradescantia zebrina, tradescantia pallida, kalanchoe daigremontiana, sansevieria trifasciata, crasula arborescens, crasula ovata...


Los nombres comunes, en cambio, son, en ocasiones, menos bellos, pero casi siempre muy ingeniosos, pintorescos y descriptivos. Y desde luego, mucho más fáciles de recordar.

De todas formas, cuando se conoce el porqué de las cosas, todo se asimila con mayor facilidad, se comprende y se retiene mejor. Y todos esos nombres científicos tienen, lógicamente, un porqué y una razón. N
os indican características de las plantas: el color o el aroma o la forma de las hojas, del tallo o de las flores; o su origen geográfico; o hacen referencia al nombre de una persona...


Por ejemplo, la sansevieria trifasciata es una planta muy común en nuestros hogares, aunque este nombre quizá no nos permita identificarla. Es una planta muy elegante y señorial, que quizá por eso tiene nombre de príncipe. La denominación sansevieria hace referencia precisamente al príncipe Raimond de Sanseviero, un apasionado patrocinador de expediciones botánicas del siglo XVIII. Por otro lado, el epíteto trifasciata significa "con tres franjas".

Pero sin duda, los nombres populares de esta planta tienen más gracia. La conocemos como "espada de san Jorge", "rabo de tigre" o "lengua de suegra" (qué sutileza).

También son bastante comunes la crasula arborescens y su compañera la crasula ovata. El nombre de crasula deriva del latín 'crasus', que significa 'grueso', en alusión a sus hojas carnosas; mientras que arborescens y ovata, como es fácil imaginar, significan respectivamente 'similar a un árbol' y 'ovalada'. Pero popularmente las llamamos "árbol de jade", que es un nombre rebonito.



La euphorbia milii tiene un nombre muy exótico pero poco descriptivo, que hace referencia, por un lado, al médico griego Euphorbos, y por otro, al barón Milius, que introdujo esta especie en Francia en el siglo XIX.

Esta euphorbia está llena de espinas, aunque también tiene una delicadas florecillas rojas que parecen de sangre con una gota de oro enmedio.
Sin duda, su nombre común es mucho más gráfico: "espina de Cristo"; o, como la llaman los angloparlantes, "corona de espinas" y "corona de Cristo".

La leyenda dice que la corona de espinas que llevó Jesús en la cruz estaba hecha con los tallos de esta planta... 



Y si de nombres exóticos hablamos, no podemos olvidar el kalanchoe daigremontiana. La palabra kalanchoe nos habla de su origen chino-mandarín, y daigremontiana alude al navegante francés Prosper Philippe d'Aigremont de Pepinvas (mon Dieu!), que en el siglo XVIII participó en una importantísima expedición científica mundial.

El nombre popular de esta planta es sensacional: "espinazo del diablo". Magnifique!

                                                    

Y para nombres rimbombantes, el graptopetalum paraguayense. Del griego 'graptos' y 'petalon', graptopetalum significa 'pétalo pintado', y paraguayense indica claramente una referencia geográfica.


Ésta es una planta asombrosa, cuyas hojas parecen estrellas de piedra. O de nácar, y quizá de ahí su nombre popular: "madreperla".


Las tradescantias deben su nombre al botánico inglés del siglo XVII John Tradescant, que también viajó lo suyo y trajo a Europa nuevas especies botánicas para regocijo de todos nosotros.
                                                            

La tradescantia zebrina, que se conoce popularmente como "panameña", debe su 'apellido' a sus hojas pintadas a rayas, y la pallida, conocida  como "amor de hombre", se llama así por el color rosa pálido de sus flores. Aunque sus hojas son de un color morado intenso fantástico.


Los nombres populares ingleses son también muy sugerentes: "wandering jew" (judío errante), "purple queen" (reina púrpura) y "purple heart" (corazón púrpura).


Yo creo que los nombres, tanto científicos como populares, de plantas o de cualquier otra cosa, son siempre un alarde de imaginación, de creatividad y de fantasía, y no hacen sino añadir belleza a las cosas mismas y transmitir nuestro deseo de conocer el mundo. Y cuanto mejor conozcamos el mundo y las cosas que en él se encuentran, más lo amaremos.


                                                         


Nota: todas las fotografías fueron realizadas durante diversas expediciones botánicas a mi terraza.


jueves, 2 de abril de 2009

Los correctos incorrectos

Leo en un artículo del pasado mes de marzo, que el Parlamento Europeo quiere acabar con el lenguaje sexista de los textos oficiales.
Yo creía que eso era una manía exclusivamente española, pero ya veo que en todas partes cuecen habas.
Resulta que el lenguaje puede ser discriminatorio porque las palabras que acaban en 'o' suelen ser de género masculino, y si decimos 'los médicos' y 'los eurodiputados', puede parecer que nos estamos refiriendo sólo a señores con bigote.
Quienes opinan así olvidan una cuestión elemental: que en español -como en otros idiomas- el masculino no sirve únicamente para referirse a individuos de sexo masculino; sirve también para referirse a todos los individuos de una misma clase, ya sean de sexo masculino o femenino ('los gatos son felinos'; 'los romanos hablaban latín'...).

Pero según el artículo, en el manual de estilo que ha publicado el Parlamento Europeo se dice que la utilización de las formas masculinas con sentido genérico "se percibe cada vez más como una discriminación contra las mujeres". Pues claro, porque algunos se han empeñado en que así se perciba.

Antes de que empezaran a darnos la matraca con lo políticamente correcto no había ningún problema en decir 'Los alumnos irán de excursión acompañados por los profesores'. Y a nadie se le ocurría pensar que las alumnas y las profesoras se iban a quedar sin excursión, ¿a que no?

Y es que en el uso del género masculino para referirnos tanto a hombres como a mujeres, no hay ninguna intención discriminatoria ni sexista. Se trata simple y llanamente de esa ley o norma de toda lengua que es la economía expresiva.

No faltan voces que digan -y yo con ellas- que en Europa hay cosas más urgentes e importantes que hacer que andar enredando con las palabras. A este respecto, la directora del Programa de Género y Subjetividad de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales, dice que se trata de una "batalla simbólica", y que es importante llevar a cabo esa batalla porque "las palabras no son neutras, tienen sexo".
Pues no señora, las palabras no tienen sexo. Tienen sexo los seres vivos; las palabras tienen género, y en español, cinco nada menos: masculino, femenino, neutro, común y epiceno.

Lo que ocurre es que se suele dar por hecho que las palabras de género masculino aluden a personas de sexo masculino, y las palabras de género femenino a personas de sexo femenino. Y ya sabemos que no es necesariamente así.
Además del uso genérico de las palabras masculinas, tenemos el género epiceno, es decir, que hay palabras que aun teniendo género masculino o femenino se refieren a ambos sexos. Por ejemplo: el bebé, el cadáver, el personaje; la persona, la criatura, la víctima...
Pero, para llevarle la contraria al sentido común nos proponían, primero, hablar doble, diciendo los ciudadanos y las ciudadanas; los compañeros y las compañeras; los niños y las niñas... y como hablar así es obviamente una pesadez y un engorro, se pusieron a buscar otras fórmulas para evitar esa supuesta discriminación lingüística. Ahora proponen por ejemplo, en vez de los médicos, que es machismo puro, y en vez de los médicos y las médicas, que es una pejiguera, decir las personas que ejercen la medicina. De ello deduzco que para referirnos a los albañiles sin resultar sexistas habrá que decir las personas que ejercen la albañilería, y los bomberos serán las personas que se dedican, entre otras cosas, a la extinción de incendios.
Pues no sé qué es peor, si hablar doble o tener que construir a cada momento oraciones compuestas subordinadas adjetivas. Con lo fácil que era antes...
Esta costumbre de hacer siempre referencia explícita a los dos sexos me resulta a mí un tanto paternalista y un poquito ofensiva. La igualdad no está en utilizar el lenguaje de una forma determinada (e incorrecta), sino en los hechos. Porque, ¿de qué le sirve a una mujer que la nombren, que se diga trabajadores y trabajadoras, españoles y españolas ... si luego la despiden por quedarse embarazada o le pagan menos que a un hombre por el mismo trabajo; si no la contratan porque está gorda o porque tiene más de treinta años; si se desconfía de su capacidad para determinadas tareas por el hecho de ser mujer; si su marido sigue pensando que él tiene más derecho que ella al ocio y al descanso y que las tareas del hogar no son cosa suya...?
¿Creerán los 'feministas del lenguaje' que por eliminar una norma gramatical van a solucionar las desigualdades y las injusticias?
Para terminar, un ruego personal: a las mujeres que conducen aviones, por favor, no las llamen pilotas. Y a las que son perito industrial, judicial, etc, no las llamen peritas. Gracias.