jueves, 17 de julio de 2008

Solito (II)

Solito sigue conmigo, y sigue haciendo progresos. Todos los días hace prácticas de vuelo y creo que disfruta mucho con los ensayos. Parece que piensa: "¡Eh, puedo hacer cosas!", y a continuación se lanza al vacío, aleteando vacilante desde la mesa.


Lo que más le cuesta es remontar. Tiene obsesión con subir desde el suelo a la mesa, pero eso todavía le viene grande. Le he puesto una escalera de libros, y así, peldaño a peldaño, sí puede, pero desde el suelo no hay manera. Lo que más me gusta es que no ceja en su empeño, no se rinde, y ahí va una y otra vez, llegando con cada intento más cerca de su objetivo. Así se forma un campeón.


También le falta aprender a comer sólo. Ya sabe coger la comida del palito, pero no sabe picotear del suelo o de un recipiente. Lo intenta, pero no atina. Pica donde no hay nada y se deja la comida a un lado. Pero todo se andará. Menudo es él.

A mí me da mucha alegría verlo progresar, pero también me pone triste, porque cuanto más progresa, más se acerca el momento en que querrá volar libre por esos mundos y yo me veo aquejada de eso que llaman 'síndrome del nido vacío' (nunca mejor dicho). Pero así es la vida, un constante ir y venir, un constante y obligado movimiento de adaptación y de aceptación.

(Continuará)

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